Ambas figuras están encuadradas dentro de la categoría de 'empleados de fincas urbanas', y están sujetos al convenio del mismo nombre. Este convenio es generalmente de ámbito autonómico por lo que difiere de unas autonomías a otras.
Los porteros de viviendas son empleados de fincas urbanas, al igual que los conserjes, y su mayor diferencia respecto a éstos, ya sean contratados directamente por la propiedad o sean conserjes de empresas multiservicios, es que los porteros de viviendas pueden tener casa-habitación en el inmueble para el que prestan sus servicios.
Se ocupan de labores de vigilancia de la entrada y salida de la finca, mantienen en condiciones limpias y ordenadas las zonas comunes y prestan servicio y atención a las personas que viven o acuden al edificio. Pueden supervisar a otros trabajadores y contratistas dependiendo del tamaño y la naturaleza de la finca.
Diferencia entre portero y conserje
Los porteros de viviendas son empleados de fincas urbanas, al igual que los conserjes, y su mayor diferencia respecto a los conserjes de empresas multiservicios es que los porteros de viviendas pueden tener casa-habitación en el inmueble para el que prestan sus servicios.
Ambos pertenecen al sector de Servicios a Comunidades que cubren una amplia gama de trabajos, todos ellos relacionados con la prestación de servicios. La innovación tecnológica y la digitalización van a producir cambios en los edificios por lo que porteros y conserjes deberán tener las competencias adecuadas para poder desenvolverse correctamente.
Esto se suma a que para el puesto se precisa que estos profesionales dominen los oficios básicos (nociones básicas de albañilería, fontanería, electricidad o jardinería) y puedan realizarlos con la diligencia debida.
En la actualidad la figura del empleado de fincas urbanas con vivienda en el edificio, el portero, ha caido en desuso y sus tareas están siendo realizadas por empresas multiservicios de forma externalizada, mediante la figura del conserje.